DADOS DE BASALTO

24 febrero 2009

Las maravillas de ser extremeño

Aquí, desde hace muchos años (y para mí no es más que un sentimiento decimonónico de pertenencia al terruño) cada vez que pasa algo en el mundo se busca siempre, si quiera, una gota del esencial perfume extremeño. Si, pongamos por caso sucede un terremoto en Bagdad, tal vez el padre de uno de los españoles fallecidos era de algún pueblo de Extremadura. ¡Maravillas, una nueva alegria, la pequeña Pe pasó algún tiempo de algún verano en Alconchel!

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