El paisaje ha ido haciéndose más estepario a medida que nos vamos acercando a Cabo Norte [cosa de el viento polar] En realidad aún no estamos allí si no en la Isla de Magerøya a la que hemos accedido a través del túnel de FATIMA [católicos abstenerse porque es el acrónimo para Fastlandsforbindelsen Til Magerøya, algo así como rápido paso a Magerøya] Son casi siete kilómetros bajo el mar a unos 212 mts de profundidad. El trayecto tras el túnel ha estado salpicado de islas, mar y un arco iris que se resiste a abandonarnos. El hotel es una serie de barracones, casi tipo base militar, pero es que aquí, en la isla, las construcciones son así, como casitas bajas de color rojo, aunque a veces son azules o blancas. Así que parece que estamos en una base de exploración científica. En las habitaciones y sobre todo en recepción se está calentito y el café -malo, pero caliente y gratis- está siempre disponible. Ha empezado a chispear. Es casi nieve. Así que hemos interrumpido -antes de lo previsto- el paseo, de magníficas vistas, al lado de un montón de renos huidizos y aguas cristalinas. Hoy ha sucedido algo importante: Hemos empezado una relación -que se mostrará magnifica con los días- con Jordi y Cristina. Catalanes ¡cómo no! Buena gente ¡por supuesto!
Increíble paisaje. El hotel en Cabo Norte. El cocinero que nos preparó un bacalao como nunca lo probarás en tu vida. Recién cogido y cocinado. Espectacular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario