¿Fue la lectura sobre Peter Tarnopol lo que más contribuyó al divorcio? M. así lo afirma. Cada vez que me veía devorando libros norteamericanos, que yo defendía -porque en contraste a la cansada Europa estaban llenos de ritmo y faltos de eufemismo-, ella me reprochaba que la vida se me escapaba al vivir entre los blancos y negros de aquellas ediciones baratas. Pero yo creo -sinceramente- que lo que más contribuyó a la batalla legal que iniciamos y aún perdura, fue el hecho de mi reconocida bipolaridad. La llamaba así, aunque no era de la clase maniaca-depresiva descrita en los manuales. Consistía mi trastorno en que podía pasarme horas observando a M. utilizar con suavidad los pinceles o con fuerza el formón mientras reparaba viejos muebles. Me parecía entonces un ser inteligente [muy superior a mí, ante el cual sólo podía sentirme afortunado] para poco después acusarla de haber absorbido mi vida, de haberla despojado de sentido y vuelta vacía y sin causa.
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