Uno de mis placeres preferidos es saltar libros. El juego que, de seguro no he inventado pero practico, consiste en -hasta donde puedo- leer libros que son referidos en los que leo en ese momento. El último salto ha sido Candy de Terry Southern, que aparecía nombrado en Firmin de Savage. La obra se publicó en Paris en el 58, sólo en 1964 lo hizo en los EEUU y hasta el 74 no vino a la católica España. En aquellos años el libro se vendería como pornografía y acabaría perdido en los estantes de algunas librerías. Una "de viejo" me lo ha proporcionado. A Southern le debemos Teléfono rojo, volamos hacia Moscú pero sobre todo Easy Rider y Barbarella entre otros sueños imposibles.
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