Es una necedad decir que la Iglesia no debe meterse en política. Hasta el mismo Jesús hizo política, aunque no fuera su intención -o sí, ¿quién sabe?. La hicieron los primeros apóstoles y los primeros padres y cambiaron con ella los esquemas mentales, el pensamiento y el mundo conocido. Cambiaron hasta el lenguaje. Todo es política. Incluso cuando los obispos catalanes se pronuncian en contra del documento final de la Conferencia y afirman que cada cual ha de votar lo que crea, están haciendo política. El problema es que algunos olvidan que en el mundo de hoy no dejan de ser -como antiguamente en territorios de ¿reconquista?- episcopus in partibus. Por lo demás cada cual ha de opinar lo que quiera. Dolo malo non videtur habere qui suo iure utitur.
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