Anda uno con muchos sentimientos encontrados. Tristón, sí, todo influye, claro. Lo que podría haber sido un gran motivo de gozo ha sido devaluado como moneda barata lo que demuestra, por supuesto, que la inflación (sea de monedas o acontecimientos) no deja de producir pobreza. Se levanta el telón. Mañana más.
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