Y entonces llega la muerte y te pisa. Lo hace con todo su poder porque es capaz de flotar sobre las lágrimas que hace derramar. Lo hace sin que le importe que hayas luchado contra ella con todas tus fuerzas. Lo hace porque al nacer empezamos a morir y da igual lo que hayas amado o en qué o quien hayas creído. Lo hace. Te mata y al mismo tiempo mata un poco de los que le amaron, de los que le amarán eternamente. La muerte mata siempre y te deja sin palabras que decir. Sólo -si eres capaz- la imagen de los momentos felices que compartimos puede perdurar para siempre.
En memoria de Pepe y con amor a su -mi querida- familia Luque
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