DADOS DE BASALTO

31 agosto 2007

Rumanía, 8 de agosto [1]

Vamos hacia Baia Mare [gran mina, o algo así]. Al coger el autobus, había una anciana llamada Vachinka esperándonos para vender encajes de bolillos que ella dice hacer. Paco compró uno pequeño porque, sea o no hecho a mano, le ha recordado a su madre y la mujer le daba pena -dijo. El comentario ha sido un contagio y al final hemos comprado todos sus productos [no hay mucho que comprar, aunque eso ya lo he dicho] Las más entendidas han concluido que este encaje, por las imperfecciones que tiene, está hecho a mano. A las 13,45 hemos llegado a la ciudad. Mientras ordenabamos el menú he ido a buscar una oficina de cambio. A 3,21, no está mal. La sobremesa de paseo y café por la ciudad ha dado lugar a múltiples confesiones personales y es que cada uno tenemos nuestros traumas. A veces los superamos todos, otras como ****** con ayuda terapéutica y otras más los sufrimos como las almorranas. La piscina que ansiaba encontrar Silvia en el hotel no existía.

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