Siempre admiré a Sísifo. Tal vez por ser un luchador condenado a la derrota y aún así seguir luchando. Quizás porque significaba toda la rebeldía del ser humano frente al destino o cualquier clase de dios. Ahora resulta que podría tener su síndrome que según la psicología americana consiste en que nunca estamos satisfechos con lo que logramos y hemos de empezar un nuevo proyecto desde cero, de nuevo, una vez más. Triste que la rebeldía se transforme en patología.
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