Hacía muchos años que no tenía la tarde, de diario, libre. Hacía aún más tiempo que no disfrutaba de ella con mi hija que, ha pasado el temporal de los exámenes y ha afirmado rotundamente: "Hoy con hacer los deberes ya me vale". Así que hemos paseado, sin prisas, por este pueblo-ciudad que tiene la facultad de provocarme trastornos (afectivos) bipolares considerables. Un helado, una visita a la librería, alguna distendida charla con gente que hacía tiempo no veía. "¿Con qué chica va Julio?" ha confesado mi hermana que pensó al vernos por la espalda (se hace mayor cada día). Una tarde de placer, ya digo. La vida (interior y exterior) está que explota.
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