Vestía bata de franela roja y llevaba una pequeña bolsa blanca con basura en la mano izquierda. La depositó en la esquina de la calle junto a otras que ya habían ocupado su lugar. La imagen, que ya no es habitual más que en algunas zonas antiguas del centro, me portó a la niñez. Cuando batas y zapatillas -eso también era tarea femenina- invadían las calles al oscurecer.
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