"Durante una época de mi vida vendí cosas. Y creo que es una experiencia por la que toda persona debería pasar. Sobre todo antes de tener alguna responsabilidad sobre otros que le permita darles órdenes. El vendedor debe aprender a persuadir, es decir, a mover suavemente la voluntad de los demás, frente al déspota, que es aquel que por no haber aprendido otro modo se acostumbra a torcerla por la fuerza. Aunque a veces tengo mis dudas sobre al valor pedagógico de lo que uno ha experimentado en carne propia. No está demostrado que haberlo tenido difícil vuelva a la gente más considerada con las dificultades ajenas. En muchos casos, es al revés. Excita la impiedad. O peor, el deseo de revancha."
Silva, L. El blog del inquisidor
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