Yo me quedo con ella, aunque parece ser que tal era el deseo de todos. Me gusta Amalia y la nota del autor me da permiso de elegir, pero en realidad, si Amalia me da calabazas como suele suceder, puedo escoger cualquier otro cuento de Historias de Villa Germelina Para los lectores aficcionados a los relatos cortos, el libro ofrece unos pocos de buen comienzo y mejor final y para aquellos amantes de la novela lo contado en la Villa casi imaginaria es un todo que ya quisieran tener muchas novelas. Pecaré de ingenuidad, por tratarse de un producto iniciático y extremeño, pero afirmo que no le sentaría mal el cine a esta novela. A veces, cuando llego al final de un libro, repito las últimas palabras y eso es señal inequivoca de que, como me ha gustado, habré de volverlo a leer para entresacar más gemas de sus páginas. Con la Villa me ha sucedido.
-¿Un vino, Moro?-Que sean dos, Frailón
¡Que lo disfrutéis!
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