DADOS DE BASALTO

21 septiembre 2008

El usufructo del uso

Los miedos como las alergias aumentan con el uso. Así, por poner un ejemplo, acabamos teniendo sarpullidos ante el melón o el huevo. Con las fobias pasa otro tanto. Se pasa uno día tras día enseñando en clase y dando conferencias para acabar contemplándose una mañana sin ganas de levantarse y temiendo enfrentarse a un grupo de imbéciles con pretensiones. De ahí a la falta de autoestima y al corazón desbocado sólo hay un resbalón. Luego llámalo fobia, burnout o TOC. Si vas al médico de cabecera lo llamará depresión -que parece ser la única palabra que en trastornos psicológicos aprenden en la carrera- y tendrás en tus manos una bonita colección de pastillas para dormir y contra el pánico. Una bajina, para los casos de cabreo añadido, no sirve de nada pero te sienta de maravilla.

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