Lo de controlar las visitas a Venecia ha sido siempre una amenaza que nunca se ha cumplido pero visité la cueva de Altamira -hace décadas- y justo al final de ese verano cerró al público, ahora se visita una copia. Con la torre de Pisa sucedió igual, aunque ya es de nuevo visitable. Tras mi estancia en los arrecifes de coral australianos limitaron el número de visitantes por día. Pronto agilo hacia el Círculo Polar Ártico; dicen que en poco tiempo no habrá más veranos helados allí. Como puede suponerse, no soy yo quien clausura las maravillas del mundo, ni el responsable de que sea así. Es problable que deba ser así y que la raza humana sea una peste que destroza todo aquello que pisa. Pero por otro lado, creo, que sólo puedes amar lo que conoces, así que habrían de buscarse otras soluciones. Yo, que como siempre me gusta la contracorriente, maldigo que Monfragüe sea Parque Nacional -igual que maldigo cambiar parques urbanos por jardincitos, pero esa es otra historia. No creo que mi hija llegue a ver nunca los más de cincuenta abrigos con pinturas rupestres que hay, ni los arroyos que nutren el Tiétar, ni tampoco un cervatillo a poco de nacer. Pero se harán unos espléndidos documentales que nos enseñarán a todos a respetar la naturaleza, seguro.
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