27 febrero 2008
Al modo de crónicas 10
La última oleada rompió todas la fronteras. Zerep que hasta entonces había defendido, con ayuda del pueblo y los contadores de opinión, los restos de la ciudad del futuro se declaró vencido. Probablemente aquella construcción utópica desaparecería o se tornaría un pequeño poblado al modo de aquella otra ciudad en la que se acogía. Nada le importaba. Su lucha había acabado hace tiempo. Ahora lo sabía: Definitivamente no podría cambiar el mundo. Los señores cuatrienales habían ganado la guerra.
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