Es verdad que todos los himnos tienen letra y también que los jugadores de los países cantan la letra -en voz baja- cuando suena la música pero tal y como están las cosas en este país de países lo mejor es no menear mucho este cocktail que tan pronto es martini como molotov. Somos así: un país sin letra. No entramos en la iglesia en la boda de un amigo pero si vamos de excursión a China -por ejemplo- hacemos con devoción toda la parafernalia santera que tengan. Nosotros somos el balneario de los viejos europeos y la oportunidad de los jóvenes inmigrantes. Somos el mayor consumidor de droga y el refugio espiritual de Benedicto XVI, los que tenemos la mejor legislación pero de escasa protección. ¿No sería mejor cantar la canción del pirata? ¡Viva la Pepa! Aunque no tenga himno.
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