Aunque hace sólo siete años que recibo la invitación oficial [Gracias. Este mérito es de las pocas cosas que un trabajo como el mío puede obtener y me temo que es más una razón de relación que de cargo] han sido muchas más las que he acudido a esta cita. Eso sí, sin mezclarme con trajeados y trajeadas cuyos comentarios despectivos sobre las obras me sé de memoria. Gracias al salón, y a quien todos conocemos que está detrás, he tenido la oportunidad de adquirir algún cuadro, conocer algún pintor famoso y pasar algunas risas. ¡Lástima que el tema de los santitos procesionales haya retardado tanto la decisión de una sala de exposiciones del Salón! Afortunádamente parece que al final llegará. Otro mérito más, en solitario, de quien tiene los dineros.
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