Incendios, huelgas salvajes, hundimiento de edificios, caos circulatorio, colapsos, una semana sin electricidad, hundimiento de las obras del AVE y también el Prat sin paneles informativos. Hace años, quizás ya muchos, nos producían cierta envidia. Si no eran Europa, al menos les caía al lado. Hoy casi nos dan pena y encima pagan por cada tramo de autovía que tienen que recorrer. Mis amigos catalanes se quejan, tal vez, con razón.
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