Una posibilidad era que odiaran al gran evolucionador, aquel que había creado todo. Otra más perversa que odiaran la obra. La opción que se antojaba más escalofriante tenía que ver con la idea de que odiasen ambas cosas. Un puente, diríase de plata, se extendía ante nuestro héroe. Juraría que antes no estaba ahí -pensó.
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