DADOS DE BASALTO

29 diciembre 2006

Los santos inocentes te lo pagarán

Pasó el 28, sin pena ni gloria. De chico con mis hermanas, diseñábamos, bromas inocentes: pedir dinero a nuestros familiares, poner arañas de plástico, tirar petardos que más que ruido daban risa, etc.
Cuando gastábamos alguna broma más pesada, mi lala Faustina, nos reñía. Nos contaba entonces la historia de su padre, mi bisabuelo Dámaso, el de la luz. Algunas de sus "hazañas" se recogen en un anecdotario placentino, quizás el libro placentino más vendido en la historia. Nos contaba entonces, cómo era capaz de decir a alguien que habían matado a su padre para conseguir colarse en el barbero, o como bajó en cierta ocasión los calzones a un montehermoseño, incapaz de resistirse porque previamente le había llenado el mandil de huevos que supuestamente iba a comprarle. Entonces, alguien más de la familia terciaba y nos decía, era un bicho, la bisabuela quedó ciega de tanto llorar. Quiero pensar que la ceguera fue obra del azúcar [algo abundante en mi familia], pero las leyendas familiares se cimentan así.
Éste 28 deseaba que mi hija, sus amigas, alguien inocente tratara de gastar alguna broma. Sólo al atardecer la recordé que día era y entonces realizó algunas llamadas, "se ha inundado la isla -le dijo a su amiga-, lo mismo tengo que ir a dormir a tu casa", "vente enseguida", repuso la otra.

No hay comentarios: