Tengo que confesar, para bochorno de la Ministra de Sanidad y su séquito, que cada vez que voy a un burger imperialista pido la Mega, Super, XXL o como quiera que se llame en ese momento, y me la meto entre pecho y espalda en un plis-plas, porque si no, me quedo con hambre. Tengo que confesar también que, cuando en casa preparamos productos leguminosos, principalmente fabada, me pongo hasta atrás, por no usar otra expresión más malsonante, superando con creces las 1000 kcal. No obstante no creo ser ni hortera, ni violento, ni machista, al menos no más que la mayoría de los mortales, independientemente de que "vistan" o no cara famélica y apergaminada.
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