Ayer en el habitual y necesario chapuzón en el Jerte conecté algunas ideas gracias a los cachos. Uno se queda quieto en el agua y empieza a sentir el cosquilleo de estos pequeños peces que encuentran en nosotros células muertas y restos que a ellos les alimentan. Entonces recordé que en Japón la gente paga montones de yens por estar en una piscina con peces similares [amo a este río -ya lo sabéis- y temo que acabará contaminado porque los sistemas de depuración no son funcionales y los ayuntamientos no quieren o no tienen dinero para gastarlo en eso]. El caso es que entonces recordé como Protección Civil de Plasencia lleva quince o dieciséis años realizando con la UP de Cáceres el descenso del Alagón [que dura una semana] y como no ha sido capaz -según dice por falta de voluntarios- de trabajar con nosotros en un descenso de cuatro kilómetros y de un día de duración. Luego también divagué sobre la envidia que me dió escuchar a la concejala de cultura de Cáceres, el presupuestos de que dispone y los "mil" actos que hará este verano. En fin, que hay cosas que tenemos y otras que no.
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