No ha sido escribir, ni llamar, ni organizar el curso de Memoria Histórica, ni preparar la exposición de fotos que se inaugura hoy. El primer trabajo ha sido cubo y fregona para limpiar la inundación que la Escuela de Cocina nos ha producido.
Lo peor es que no ha sido ni la primera, ni la segunda vez que ocurre, ni será la última.
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