Siempre que llega esta fecha me acuerdo de mi lala Faustina. Ella nos abrió las puertas a los juegos inocentes de este día, "los santos inocentes te lo pagarán". Viuda a los 34 años y con dos hijas, tuvo que sobrevivir a los años más duros de la postguerra, luego llegó la jubilación y -aunque cobraba una misera paga- aplaudía a cada gobernante que conoció -como si de eso dependiera el cobro de su pensión. Para ella fue "muy justo" -era su frase- Franco, Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González [ay, no conseguí aprender esta imparcialidad interesada de ella, lástima].
Lala, te seguimos echando de menos.
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