-¿No ha de parecer villano y sórdido el despojo de un cadáver y propio asimismo de un ánimo enteco y mujeril el considerar como enemigo el cuerpo de un muerto cuando ya ha volado de él la enemistad y sólo ha quedado el instrumento con que luchaba? ¿Crees acaso, que éstos hacen otra cosa que lo que los perros que se enfurecen contra las piedras que les lanzan sin tocar al que las arroja?
-...
-¿Hay, pues, que acabar con la depredación de los muertos y con la oposición a que se les entierre?
-Hay que acabar, por Zeus, contestó.
Platón. La República, V