DADOS DE BASALTO

31 marzo 2011

Fecha límite

Mañana, 1 de abril, vuelvo a Intervención. Que lo sepáis todos. Eso tiene alguna cosa buena, por ejemplo tener trabajo (con la que está cayendo, tener trabajo hoy es -nos dicen - ser un privilegiado), también que no voy a un sitio desconocido. Voy al sitio donde empecé, con la gente con la que comencé a trabajar en octubre de 1990. Así que bien. Pero tiene otras cosas malas, claro, todo en la vida es así. Por ejemplo que dejo un trabajo que me gustaba mucho, trabajaba de psicólogo con pacientes mentales crónicos. Gente espectacular, maravillosa, que ha marcado mucho mi mente o mi alma, según lo agnóstico que seas. También es triste que justo cuando empiezas a conocer a los nuevos compañeros de trabajo te vas, así que los echaré de menos, también. Me voy por un montón de razones de las que ya he contado algo y por otras nuevas que me han hecho sentirme como una cáscara de nuez en un río tortuoso. Al final me he ido a la plaza de funcionario que gané en su día, la de administrativo de intervención del ayuntamiento de plasencia (las minúsculas son mías). Es lo que soy; ya que en once años que he estado fuera de esa plaza , desempeñando otros trabajos, no he conseguido consolidar mis nuevos puestos, así que no he llegado nunca a ser director de la universidad popular (otra vez minúsculas) a pesar de que lo ejercí por nueve años, ni llegué a ser psicólogo (aunque lo ejercí dos). Tal vez nunca he tenido amigos con el poder de sacar esas plazas y consolidarlas para mí (como ha sucedido con muchos otros otras muchas veces). Es lo que tiene el hecho de que mis amigos son siempre gente llana que lucha mucho por llegar a fin de mes. Gente como yo.
En estos once años he tenido maravillosas experiencias. He conocido a gente estupenda, y he sido feliz (mucho) aunque en los nueve primeros años también perdí mucho sueño, en ocasiones me poseyó la ansiedad y sufría de taquicardia y tensión arterial. Gajes de ser y a la vez no ser (yo me entiendo). Pero sí, lo que he aprendido y vivido en esos once años es ya un tesoro para mí.Un tesoro que hará a la habitual vida plúmbea laboral merecer la pena.

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