"La razón por la que el engaño intencionado constituye el indicador más claro de la teoría de la mente es evidente: en él se expresa la capacidad de diferenciar los estados propios de creencia de los ajenos. Es fácil comprender la enorme ventaja adaptativa que debieron suponer las destrezas de engaño activo y reconocimiento del engaño, especialmente en organismos con relaciones intraespecíficas complejas de cooperación-competición, y extremadamente sensibles y hábiles en el cómputo de los costes y beneficios de las interacciones. Cosmides y Tooby han propuesto que estas habilidades de cómputo son relativamente autónomas y evolucionaron, a lo largo del Pleistoceno, en relación con presiones evolutivas importanes en los hominidos."
Belinchon, Igoa y Rivière. 1992. Psicología del Lenguaje. Trotta. pag. 198
Pues eso que, como ya sospechábamos, engañar no sólo parece útil si no que es también una ventaja evolutiva, quien mejor sabe engañar o detectar el engaño tiene más probabilidades de sobrevivir. Una buena metarrepresentación es a los humanos como unas buenas zarpas a los leones.
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