Para no morirme yo, revuelvo el armario de mis recuerdos. Busco la risa de mi madre, la paz de su mirada, la caricia de sus manos y los besos sonoros que me enseñó a dar.
Para no morirme yo, creo una fuente en mis ojos que se nutre del río desbocado que axfisia mi alma.
Para no morirme yo, miro a mi hija y la abrazo fuerte contra mí. Me refugio en sus sueños y esperanzas y la pido ir a patinar.
Para no morirme yo, miro fotos, corro desbocado por las calles, me dejo querer por los que me quieren y llamo a los que están lejos
Para no morirme yo. Ahora que la vida se me ha muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario