Nos partimos el pecho por la unidad de Expaña cuando alguien como Cataluña la amenaza, pero en realidad nos da igual. Nos ha dado igual a lo largo de la historia y quizá por eso no tuvimos ningún reparo a la hora de hispanizar America o de dominar el mundo. Por la Iglesia hemos hecho lo indecible. Sobre todo nos gustaba ir de Cruzada, pero defender al Papa también ha sido uno de nuestros deportes favoritos. Hemos tenido una tan especial relación con el Estado Vaticano que nuestras reinas tienen privilegios especiales. Y nuestras Constituciones han pregonado el catolicismo Expañol. Ésta última no, pero da igual porque seguimos actuando como si lo pusiera. Y luego está el hecho cultural de nuestra religión católica que se
hibridó con el golpe de Estado Franquista para conseguir que los
comunistas no destrozaran este feudo católico. No hay fiesta popular, universitaria o social que no tenga un santo asociado y una misa a juego. Nos pasamos un año pensando en cómo volver a pasear imágenes religiosas por las calles y una boda sin misa siempre será menos boda. Pero en realidad, seamos sinceros, no nos interesa la fe y nos proclamamos ateos sin pudor. Cada día más. En el fondo sabemos que para definir a nuestro país la religión no es la clase de concepto necesario, pero por lo visto todos los padres desean que sus hijos estudien mucha religión en el Instituto. Uno no sabe bien para qué.
