Ha pasado siempre que cuando un habitante de la Pérfida Albión se alojaba en Expaña, en particular en domicilios privados, recibía una atención exquisita, estando todo el mundo pendiente de ayudarle y facilitarle las cosas por encima de todo. No pasa así cuando un ibérico realiza el viaje inverso y ha de hospedarse en suelo Británico. Hasta el número de duchas se le cuenta y uno ha visto sitios donde se prohibía la entrada a perros y a españoles. Los habitantes de la isla han tendido a pensar de manera irracional que aquí se les trata bien porque ellos son excepcionales y jamás han caído en la cuenta de que lo excepcional es nuestro temperamento y amistad.
De manera similar sucede que hay individuos (de ambos géneros) que sin ser diagnosticados de autismo o personalidad antisocial caminan por la vida avasallando con su carácter y recibiendo mayoritariamente un trato de favor, atención, respeto y cuidado, porque al igual que esos seres tienden a afirmar el conocido "yo soy así" los demás afirmamos el no menos estúpido "cada uno es como es", pasaporte válido para conquistar cualquier territorio ajeno a la propia voluntad. Como los British, parecen tener todos los derechos por ostentar una personalidad tan desagradable. Más yo te digo, que no tienes en absoluto por qué aguantar tanta impertinencia y que puedes mandar a tal persona a, como dice la reina, la merde, sin ningún tipo de remordimiento de conciencia. ¡Basta ya de abuso! ¡No lo dejes pasar! y recomienda un buen sicólogo a quien necesite ayuda para mejorar su trastorno disocial ¡Vamos venga!