Por si no fuera, ya de por sí, suficientemente humillante que tengas que ir al Paro (INEM, SEPE o como quiera el diablo que se llame ese engendro que nunca llama a un desempleado para ofertar trabajo) a pedir un permiso (¿puedo salir de Expaña papá?), que encima te atiendan como un miserable (no todos, claro, algunos me conocen), que no puedas solicitar la cita desde allí mismo, que vayas a casa la pidas por internet o por teléfono y te la den para dentro de siete días es como el proceso de Kafka pero sin el lujo literario.