MARGARET —Brick, el deseo de vivir que has perdido sólo yo puedo devolvértelo. Déjame coger tu mano, y acariciarla así, suavemente, porque quiero depositar en ella esa cosa maravillosa que dejabas escapar de entre tus dedos: ¡tu propia vida! Antes le he mentido al abuelo, pero esa mentira aún puede convertirse en realidad. Después, te prometo ir yo misma a buscar todo el whisky que quieras. Y me emborracharé contigo para olvidar que la muerte ha entrado en esta casa. A la muerte hay que contestarla con la vida. ¿Qué dices a eso, Brick? Contéstame, amor mío! Contéstame.
BRICK —(La mira, se levanta.) Voy a terminar por creerlo yo también.
Y hasta el final no dejo de ver a la gata como Liz Taylor, cosa que no me sucede con Paul Newman. Aquellos ojos lila que mi adolescente contemplaba.