Estoy vinculado de por muerte a Guadalupe. Cada vez que la visito y topo con bodas, calles llenas de gentes, bares y restaurantes, un negocio en cada portal, etc. no puedo por menos de reconocer que a la villa serrana se le apareció la Virgen y que los diezmos fiscales locales habrían de revertir en quien procura el negocio y garantiza la promoción turística. ¡¿O no lo ves tu así?!
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