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Seguimos escalando posiciones. Consumimos más cocaína que los EE.UU. y Miranda del Ebro está a la par que New York. Una nueva campaña de concienciación está en marcha. Lo malo de la publicidad es que los mecanismos por los que se rige son más indirectos que conscientes y hace más ver a un artista, modelo o futbolista gastando pasta a todo trapo que hablar mucho del valor del esfuerzo y el trabajo. Tal vez los anuncios, y seguro que hay que cambiar la forma de ralizarlos, haya que ponerlos en los lugares habilitados para botellón, o en las páginas de descarga de internet. Aunque lo mejor, sin duda, es invertir [en agentes de prevención y dejarnos en paz de observatorios]